Toda Granada es una ciudad que tras una apariencia de colorido y
festividad exuberante oculta historias terribles que inquietan aún mas
en contraste con la sensaciones agradables que nos llegan a nuestros
sentidos: es un claroscuro urbano que lleva la tensión entre los
opuestos a limites insospechados, igual se puede decir de la Alhambra.
Entre esos dos mundos hay otro mas cerrado y hermético aun, y es que la
ciudad tiene sexo y sexualidad, la única manera en que se puede unir
los opuestos y hacer emerger significados coherentes; sus piedras,
tocadas por el más extravagante de los sortilegios son capaces de gozar y
reproducirse, disfrutan, según dicen, del roce de las manos de los
extraños. Escondido entre los arboles del Bosque de la Alhambra creemos
haber descubierto una extraña moldura decorativa que demuestra que estas
historias tienen un poso de verdad. El clítoris de la Alhambra:
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