El
casco de Felipe I el Hermoso, conservado en la Armería Real de Madrid,
está coronado por la que era ya considerada en su tiempo como la más
preciosa joya del reino: Granada.
Su carga simbólica se hace
más fuerte aún cuando nos damos cuenta que la granada era el emblema de
los Habsburgo: con ella se retrataba su padre, Maximiliano I. Su hijo el emperador
Carlos V sabrá reforzar esta "casualidad" tan especial que unía a su dinastía con
nuestra ciudad.
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