¿Qué animal hay más hispano
que el toro? La relación de los pueblos de la península con este animal
es de sobra conocida, lo que no lo es tanto es la relación del mismo con
los tesoros escondidos.
Articuladas a partir del acertijo que
dice ''En frente del toro está el tesoro'' tenemos a lo largo de la
península una serie de leyendas sobre tesoros escondidos, la mayoría de
ellas con una simple estructura y temática que incluye el popular tesoro
de los moros, la presencia de una cueva y las ruinas de algún hisn o
castillo musulmán que guardaba un territorio. Podríamos quedarnos aquí
subrayando este lugar común a estas leyendas de tesoros. Pero la
presencia de otros actores acompañando al acertijo nos hacen intentar el
agrupar tantos detalles como podamos reunir en nuestro intento de crear
un contexto más rico para la leyenda.
Tenemos como en otras
zonas de España la leyenda que contiene el acertijo hace mención a un
tesoro oculto por los romanos envuelto en una piel de toro, en otros
lugares el tesoro está relacionado con la imagen de los famosos
verracos. Pobladores de épocas distintas son así asociados con este toro
que da pie al hallazgo de riquezas. Otra variante del acertijo la
tenemos en la fórmula: ''En la fuente del toro está el tesoro''. De la
misma manera tenemos varias fuentes a las que acompañan leyendas
parecidas sobre tesoros, una de las más famosas es la que recoge
Washington Irving en las primeras páginas de sus Cuentos de la Alhambra,
situando la fuente con su leyenda en las cercanías de Antequera.
Podemos aventurar aquí que varias de las historias que contienen nuestro
acertijo debieron ser popularizadas por este relato del viajero
romántico americano, en cambio la relación que existe entre la figura
del toro, la presencia de un tesoro y el mundo de las fuentes o cuevas,
que es lo que realmente nos interesa, no fue una invención del escritor.
Esta especie de triada que como dijimos se completa con varios detalles
en cada una de las diferentes leyendas, nos habla de una serie de
pervivencias, localizadas en un espacio relativamente limitado: el oeste
de la península y en zonas de Andalucía, en especial la provincia de
Jaén. Este es un espacio de fuerte tradición ganadera y donde el mundo
del toro forma parte de la cultura popular con especial importancia.
A este detalle meramente sociocultural podemos añadir varios motivos
más que podrían estar detrás de la relación de la que hablamos. El
primero de ellos lo tenemos en el sustrato celta, vacceo -con los
verracos que comentamos- o lusitano según la importancia que le queramos
dar a la denominación que hagamos de estas culturas, un aspecto
interesante es la figura del dios cornudo Cernunnos y su relación con la
abundancia. Otro motivo a destacar es el del famoso Becerro de Oro de
la tradición bíblica. Así mismo, cuando hablamos de las fuentes del toro
debemos tener en cuenta las recurrentes decoraciones de las fuentes
renacentistas donde aparece representado una cabeza de toro de donde
brota el agua, posiblemente una representación del dios griego Aqueloo,
mitad hombre mitad toro. Todas estas inspiraciones se dirigen siempre
hacia el motivo de la cornucopia, el cuerno de la abundancia. Dentro del
mundo de la cultura ibérica también tenemos numerosas representaciones
de este animal que podrían haber pasado a la leyenda, en especial cuando
la presencia de los conjuntos escultóricos en donde están representados
indicaban enterramientos y por tanto la posibilidad fantástica de
encontrar tesoros del pasado.
Cabe destacar que no toda la
toponimia relacionada con el toro debe hacer por fuerza mención a una
leyenda existente en la zona, muchos pilares del toro serian simples
abrevaderos serranos para el ganado, y otros la denominación que la
gente haría de las fuentes renacentistas decoradas con la ya comentada
cabeza de toro.
Por último hay que sumar a todos estos motivos
las leyendas sobre los tesoros ocultos por los moros, ya sea en cuevas o
debajo de tierra.
Tenemos por tanto un evidente sustrato
simbólico que pudo haber dado pie a las numerosas leyendas que contienen
esta especie de acertijo, un sustrato que recorre numerosas épocas
enriqueciéndose en cada una de ellas y que ha llegado hasta nuestros
días bajo diferentes formas. Quizás un eco ibérico del famoso laberinto
del Minotauro o una muestra más de las formas en que la cultura popular
crea mitos e historias capaces de sorprendernos y salir en búsqueda de
tesoros imaginarios.
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